Aciertos y desaciertos de "En Corto"

Hay que aceptar que “En Corto” tiene un numeroso público y alto rating. ¿Se debe esto acaso a las presentadoras? ¿al tono burlón de los reportajes? ¿a la informalidad de sus entrevistas? Parece ser que por todas estas razones. Los espectadores ecuatorianos han optado por un programa más refrescante y alentador, frente al tono serio, formal y, a veces, estresante de los noticieros. Parece ser que la risa se vuelve más y más necesaria y mejor aún si viene justo después de los reportajes que nos han hecho preocuparnos unos minutos antes.

Los aciertos: el cuidado con que los reportajes se manejan para no caer en el chismoso programa de farándula, el no poner a los personajes de los medios a pelearse entre ellos, sino reírse un poco de sus errores al expresarse o jugar alguna broma a algún funcionario público –aun cuando a veces caen en ridículo-; la gracia con que se intenta dar rima a los reportajes –aunque no siempre funciona y resulta un poco cansón que todas las frases terminen en infinitivo-.

Los desaciertos: no siempre hay cosas que decir en ese tono, y cuando eso pasa la calidad de los reportajes cae; las bromas forzadas le quitan la espontaneidad que busca el programa; a veces las palabras de las presentadoras salen de sus escotes y se pronuncian cosas como “el calor estaba espectacular” (ver video); el relleno casual de los espacios con moda, lencería y cuerpos bonitos al puro estilo de los programas de farándula (Ver video). Supongo que nada es puro en la TV.

El público, al final, es el que decide, y su gusto responde a esas ganas de reír un poco, después de las noticias; sin embargo, ¿es que acaso las cosas están tan mal para reír de cualquier cosa?