domingo, 8 de junio de 2008

Piedad con el Chavo, por favor


Habemos muchos admiradores de Roberto Gómez Bolaños, de su vida y obra; admiramos a sus personajes y lo que hicieron por una sociedad mexicana que por los setentas estaba bastante mal económicamente; consideramos que es uno de lo mejores exponentes de la comedia de la televisión en la última mitad del siglo pasado. Pero acaso ¿nos es abusar demasiado de él si se pasa un programa diario del Chavo?

El programa salió del aire hace algunos años y, en Ecuador, Gamavisión repite los episodios hasta el cansancio sin descansar ni siquiera los fines de semana, es más pasa a menudo que para rellenar la pobre programación del fin de semana se pasa el Chavo del 8 hasta dos horas seguidas (4 capítulos demedia hora). Está bien recordar a un grande de la televisión latinoamericana o, por lo menos, mostrar episodios de distintas temporadas; pero, ni eso: un par de temporadas de El chavo han educado a por lo menos tres generaciones en la TV nacional. Basta sintonizar en Gamavisión y darse cuenta que uno se sabe todos los comentarios y bromas de Ron Damón.

Sería justo un descanso para el elenco, algunos de los personajes han fallecido, y por lo menos en su memoria Gamavisión debería darles paz. El prestigio de un programa, un clásico de la TV, es abusado cuando se lleva a la banalización por medio de una repetición burda incansable. El mejor tributo a Roberto Gómez es tratar a su programa con respeto y mesura y no como el relleno a la pobre programación de Gamavisión.

domingo, 1 de junio de 2008

El prefijo seudo- en Hora 7 (No.2)

Completemos el estudio del programa Hora 7. En esta ocasión pondré especial atención en el tratamiento que se les da a los invitados (al margen de las preguntas, que ya estudié en el anterior post) y en los temas que el programa trata con mayor frecuencia; sobretodo la influencia de estos factores para la entrega de información a la audiencia.

En tercer lugar, los invitados deberían ser tratados por igual. Tanto en cantidad como en calidad de atención, lo que uno espera de un periodista que invita a su programa a algunas personas es la igualdad de trato. El tiempo que Jorge Ortiz dedica a invitados con los que comparte puntos de vista es mayor con respecto al tiempo dedicado a las personas con las que discrepa. No me refiero al tiempo de entrevista sino al número de invitados que en su conjunto se toman gran parte del tiempo del programa. Casi siempre un tercio del programa está destinado para los invitados del oficialismo mientras que los dos tercios restantes son para quienes comparten opiniones con el conductor. Esto nos lleva al segundo punto, la calidad del tiempo para cada entrevistado. No es lo mismo conducir una entrevista a la ofensiva contra quienes no están de acuerdo con su pensamiento y conducir una entrevista dándole toda la libertad de hablar a quienes estima. Las evidencias de esta SEUDOIGUALDAD se ven a diario: diálogos fragmentados, preguntas insistentes y punzantes, comentarios menospreciantes, indirectas que no son preguntas y actitud depredadora para los que discrepan con él. Hay que reconocer que lo incisivo de estas entrevistas es una virtud del programa, pero no cuando es desigual con cada entrevistado. Mientras que para el resto la entrevistas la actitud es pasiva: Jorge Ortiz sede tiempo y paciencia para que los analistas que comparten su opinión hablen todo lo que quieran; él solo responde “Ahjá” cada cinco segundos. Si mantuviera la misma actitud con todos sus invitados, el valor del programa crecería.

En cuarto lugar los temas deberían ser más enfocados, por la coyuntura política, en la Asamblea Nacional Constituyente y no distraerse con temas secundarios. Está bien que la cobertura sea para todos los temas, pero en la Asamblea deben estar pasando muchas más cosas que las que se saben por los medios. No hay un seguimiento específico de cada mesa, sus avances, discusiones y protagonistas; además no se muestran a muchas organizaciones sociales que intentan llegar a Montecristi y que con ayuda de los medios serían escuchados mejor. Limitarse a tratar el tema de moda es señal de mediocridad y de un SEUDOSEGUIMIENTO, caer en la carnada de la información secundaria, cuando la Asamblea está decidiendo el futuro de muchos aspectos constitucionales que son la base del comportamiento de nuestra sociedad.

En fin, el programa tiene un balance regular a pesar del gran número de espectadores y seguidores. Por la misma razón hay que mejorar, no para gloria del canal ni del conductor, sino de la audiencia; hay que pulir estos SEUDOS, al menos. Ojalá, Ortiz no se quede en el egocentrismo de un programa dedicado a su opinión y coidearios. Con semejante potencial de liderazgo de opinión hay que tener cuidado con el flautista que va adelante.


Más información sobre la entrevista periodística, aquí.